Dojo Kannagara No Michi

Bienvenidos al sitio oficial del Dojo Kannagara No Michi perteneciente a la Asociación Nacional de Aikido Aiki-Zen. En este sitio encontrarás información acerca de nuestro Dojo y su Dojo Central, como también, algunas actividades y artículos que sean del interés de practicantes de artes marciales de todos los estilos.

jueves, 26 de junio de 2008

En Aikido no existe el enemigo

El hombre cuyo espíritu es de conflicto y desafío posee un interior que se halla sediento de sangre del enemigo. Aún sin que sus manos aferren la garganta del adversario, o sin que sus piernas y puños lo estén golpeando, basta solo con la idea para su cuerpo se llene de odio o de deseos de vencer; y entonces estos pensamientos se apoderan de su mente.
En Oriente hay un viejo dicho que reza lo siguiente "El peor enemigo que existe es la mente turbada"
La verdadera victoria no supone vencer al enemigo. La verdadera victoria es la que ofreciendo amor se cambia y modifica el corazón del enemigo. Todos los grandes maestros espirituales que han pisado esta tierra han enseñado lo importante que es aprender a amar al enemigo.
El ser que en otros estilos o en otras mentes es llamado enemigo para el aikidoka se convierte en un maestro, en un igual, en tu imagen, es él quien te ayuda a refinar tus ideas y tus técnicas, él es el contrapeso necesario para agudizar tus sentidos.
Al no verlo como enemigo, ni como un ser al cual temes o desprecias ni deseas causarle daño, te liberas inmediatamente de todos tus odios, es allí cuando en ese preciso momento tu mente queda libre. Con una mente libre puedes captar todos sus movimientos, todos sus puntos débiles y todo aquello que esté o no dispuesto a revelarte.
En el Budo comprender al enemigo es un paso esencial, dado que al comprenderlo esto permite que el odio desaparezca y brote el verdadero poder, la técnica pura.
Si se fijan bien, en una verdadera clase tradicional de Aikido nunca se menciona la palabra "enemigo", más bien escucharán: oponente, adversario, contrincante o la más común: Nage. La razón de ello se debe a que si utilizamos la palabra enemigo estamos viendo al otro como un ser a ser destruido, aniquilado o borrado de la faz de la tierra; sin embargo el oponente (como dice su palabra) se nos opone y en Aikido nos entrenamos para no oponernos (resistir con fuerza) más bien a comprender y unificarnos con las razones del otro para entenderlo y adaptarnos sin perder nuestro objetivo principal de armonía.
Por ello mis camaradas: el concepto de enemigo debería de borrarse del vocabulario del verdadero artista marcial, aquel que busca el Budo desecha la palabra enemigo. Más bien su objetivo es garantizar la paz sin provocar ni fomentar la violencia.
Demos gracias que existen oponentes, y roguemos para que en la vida nos toquen adversarios dignos de un gran combate para fortalecernos y foguearnos en las llamas de la verdadera batalla y asi llegar a la única y gran victoria: "La victoria sobre uno mismo".
"En el Aikido no existe el enemigo como tal, solo se encuentra la persona que se halla equivocada o alterada. Una persona en estas condiciones se vuelve nerviosa y a veces violenta. Es deber del aikidoka ayudarlo a encontrar el verdadero camino, sin odio y sin malas intenciones mediante la vía del Aikido. "
Por:Fernando Cartofiel

miércoles, 25 de junio de 2008

Morihei Ueshiba

Primera parte


Segunda parte


Tercera parte

miércoles, 11 de junio de 2008

fragmento del libro "La vía del Desprendimiento"

Por el Maestro Tsuda.

En Europa, la gente se interesa por el Aikido por su eficacia, por el poder que se quiere adquirir. Se interesa por la técnica, por la adquisición de reflejos, del diploma, de la posición en la organización y de las prerrogativas que se desprenden. Son los aspectos cartesianos del problema. En cuanto al Ki, escapa a toda tentativa cartesiana de definición. Por eso, es oficialmente inexistente.Quisiera, por mi parte, aportar una modesta contribución a la comprensión de esta noción difícil de captar. No escribo con el fin de hacer un manual para los practicantes de Aikido, sino para situar el problema en el contexto general del pensamiento occidental. No tiene importancia que uno se interese o no por la práctica de este arte, pero el Aikido merece ser mencionado, aunque solo sea por la nueva visión que nos aporta en nuestras ideas.Muchas personas han venido a pedirme información sobre el Aikido: "¿Es eficaz?" Bien habrían podido también elegir como otra solución un arma de fuego o cerraduras de seguridad. Tienen miedo a ser atacados, miedo a morir y miedo a vivir. Tienen prisa por encontrar un medio cualquiera que le permita, al cabo de unas lecciones, adquirir un poder extraordinario. Los he echado a todos. Qué ilusión. Podríamos hablar de eficacia si estuviera al nivel del Maestro Ueshiba. Es también ridículo hablar de eso a mi nivel.Los occidentales tienen tendencia a creer que le aprendizaje consiste en el desarrollo de un cierto reflejo. Desde luego, el reflejo puede facilitar la organización de trabajo porque si no habría que volver a empezar en cada momento, desde los detalles más insignificantes. Sin embargo, el reflejo que se queda simplemente en reflejo no es nada. Es un comportamiento condicionado, una costumbre. No se puede avanzar más.He visto en el Movimiento Regenerador ese movimiento reflejo. Cada vez se ejecuta el mismo movimiento, exactamente con la misma duración. No existe un desarrollo en profundidad. Recuerdo una anécdota que nos contó un profesor en el liceo, hace cerca de 50 años. Un judoka, 3º dan, estaba en una discoteca. Una pelea se desencadenó entre él y un gamberro. El judoka que tenía buenos reflejos, le hizo un hanegoshi, tirando hacia él los dos brazos del gamberro. Al mismo tiempo, este último sacó un cuchillo, con la punta hacia el judoka. Con el mismo gesto que le habría permitido proyectar a su adversario en el aire, el judoka recibió el cuchillo en el vientre. Si no hubiera tenido este reflejo, hubiera salvado la vida, a cambio de algunos golpes y tortas.Algunas mujeres jóvenes me han preguntado lo que habría que hacer en caso de peligro. Por ejemplo, cuando el agresor les coge de tal o cual manera. Les enseñé cómo se podrían librar de un agarre. Con un poco de astucia comercial, hubiera podido instituir una clase con mucho bombo publicitario: señoritas, defiéndanse contra la agresión. Método eficaz. Una selección de chicas guapas que juegan al agresor, y yo el agredido. ¡Qué oficio más agradable!
No he tardado en comprender la futilidad de tal enseñanza. El menor gesto es parte de un conjunto más amplio y no se puede hacer un gesto sin el dominio de este conjunto. Separar una parte con un fin determinado, es imposible. La idea de que se pueden ejecutar una sucesión de movimiento programados con calma, como se haría con recetas de cocina, es tan ridícula como nefasta. He conocido dos soluciones diametralmente opuestas: una por la sangre fría y otra por la fuerza del inconsciente. Una mujer se dejó coger y en el momento en que el agresor, contento, se puso a besarla, ella, con decisión, le mordió la lengua. Al día siguiente encontraron al culpable curándose la herida en un médico. Otra mujer no recuerda lo que ocurrió. El diablo en su cuerpo lo hizo todo. Cree haber oído un grito de dolor. Pero cuando volvió en sí, no había rastro del agresor. Esta fuerza del inconsciente, es el Ki. Puede ocurrir que mujeres endebles levanten un coche, cuando se presenta le necesidad. No existe ninguna técnica que nos permita realizar tal proeza. Si la gente se interesa por el reflejo, la técnica y la musculación, esto es asunto suyo. Son aspectos que no me interesan demasiado. Si se desarrolla el reflejo hasta tal punto que uno se pone automáticamente en posición de combate cada vez que alguien pasa al con un martillo o una sierra, cada vez que le jefe del departamento levanta la mano para rascarse la cabeza, cada vez que el carnicero coge su cuchillo para recortar un biftec, es muy posible que pase por ser una persona rara. Ya no se podrá ir a la peluquería, porque el peluquero lleva una navaja que puede cortar el cuello "en un santiamén". ¿Si hablamos de la técnica? Hay personas que son verdaderos repertorios vivientes de la técnica. Ejecutan gestos como si fuesen programados por ordenador. Pero se siente, mirándoles, que falta algo. No hay calor humano. Son muñecas mecánicas.
El Maestro Ueshiba, cuando yo le veía en sus últimos años, parecía no tener ya la noción de técnica. Hacía gestos de nada y sus adversarios caían. Era como un niño que se divierte con cualquier cosa, de cualquier manera. De vez en cuando, preguntaba: "¿Cómo se llama esto?" Sus discípulos contestaban, dándole un nombre sacado de la terminología sabiamente construida. "¿Ah sí?" y seguía divirtiéndose. Es imposible aplicar nombres a todos sus gestos. Él era libre y natural como los vientos y las olas. Desconcertaba a quien quisiera estructurar el Aikido.
Europa donde la noción de Ki no existe, es inevitable definir el Aikido como un deporte de combate. Quien dice deporte, dice musculación. Por otra parte, es muy difícil disuadir a los jóvenes de hacer musculación. Para ellos es una necesidad fisiológica. Un deporte que no va acompañado de un desgaste físico, no es un deporte, etc... Precisamente, el Aikido no es un deporte para mí. El Maestro Ueshiba lo ha repetido no sé cuantas veces: "el Aikido no es un deporte, no es un arte de combate". Desde el principio, entonces, nos encontramos en un diálogo de sordos. No se trata en absoluto, para mí, de hacer musculación. Además nunca he sido deportista. La hipertrofia muscular, como decía Alexis Carrel, no es menos peligrosa que la atrofia visceral. Mis bíceps no han cambiado de grosor desde que empecé a la edad de 45 años.
El Aikido además, como todas las cosas, se presta a las interpretaciones más variadas. No puedo pretender dar validez a mi opinión. Simplemente puedo comunicar lo que he visto, observado y constatado yo mismo. He conocido, hace algunos años, a un joven profesor de Aikido, titulado en cultura física, era por lo tanto un deportista. Pero le dolían los riñones y acabó por perder toda movilidad de caderas. Le ocurrió después lo mismo con los brazos que, a su vez, se ponían rígidos hasta el punto de no poder doblar los codos. Es uno de los múltiples ejemplos que he constatado entre la gente que practica artes marciales: la rigidez del cuerpo, provocada por esfuerzos musculares excesivos. Otro profesor de artes marciales, venía a verme cuando impartía cursos en provincia. Tenía problemas: su mujer enferma, a él le dolían los riñones y además padecía mareos. Antes de presentarse ante sus alumnos, tenía que ponerse una compresa fría sobre la nuca para poder dar la clase. Estaba tan agitado que me daba lástima verle. Dígame, ¿qué debo hacer? Yo no estoy cualificado profesionalmente para aconsejarle, no hago más que dirigir el Movimiento Regenerador. Pero si quiere usted puede venir a nuestra sesión de movimiento. Reconozco que su contestación me dejó estupefacto. "Pero es que tengo que irme de vacaciones ahora". ¿Entonces qué quería exactamente?, ¿una medicina milagrosa? ¿Una panacea de Extremo Oriente? Yo no conozco ninguna. Tengo que dormir. Tengo que despertarme. Tengo que trabajar. Tengo que irme de vacaciones. Estamos aplastados por toneladas de "tengo que". Estamos pillados por el engranaje social. No podemos liberarnos de él. Existen por todas partes medicinas milagrosas. No hace falta buscar lejos: el somnífero, el excitante, el estimulante, el calmante, etc... Yo no soy vendedor de milagros. Me parecen al contrario muy esclavizantes estos milagros. No hay que pedirme consejos en estas cosas. Me limito a vivir simplemente.
Cuando veo a estas personas agitadas, tengo la impresión de ofrecer un vaso de agua inútilmente. Tienen sed, pero sus manos nerviosas les impiden cogerlo. Mientras tanto, llega el autobús y veo su brazo agitarse y alejarse. ¿Qué han hecho para llegar a este estado? Tienen 15 ó 20 años menos que yo. ¿Cómo serán cuando tengan 60 años? A los 60 años, se ha acumulado bastante experiencia de la vida y hay que ser capaz de servir útilmente a la posteridad. A esta edad dicen, se está decrépito. Esto me hace pensar. Hay jóvenes orgullosos de sus heridas; la clavícula rota, el menisco saltado, el lumbago, etc. Son, según ellos, tantos signos de virilidad, tantas condecoraciones otorgadas a su valentía. Que por eso no quede. Por mi parte constato, que he nacido hombre y no siento especialmente la necesidad de mostrar la virilidad con signos externos, así. Conviene decir también que me he iniciado en el Aikido a una edad donde uno siente el acercamiento del envejecimiento. Mi visión es totalmente diferente a la de los jóvenes batalladores. He constatado en la práctica, un gran alivio de mí ser. El Aikido me permite hacer el vacío de cerebro. Nunca he sufrido de dolores en los riñones. Al contrario, he podido aumentar la flexibilidad de mis caderas. Pero esto no basta, hay que ser eficaz, dirán los jóvenes. ¿Qué entienden por eficacia? Proyectar a dos o tres agresores en la calle y quedar como un héroe de cine? ¿Creen ellos que este es el único peligro que existe en la vida? ¿Estáis seguros de que no hay alguien que desde la ventana del inmueble de enfrente está acechando vuestros movimientos, con un rifle provisto de un visor, para alojaros una bala en la cabeza? Además, así es como un Presidente de los EEUU y un Premio Nobel han muerto. ¿No tenéis miedo a que una pared os caiga encima o que una grúa os aplaste? ¿Qué técnica aplicar cuando vuestro avión se precipita sobre el suelo? ¿Si os atacan microbios desconocidos, cuál será vuestra defensa? ¿Y cuando dormís? Hay que buscar medidas más eficaces, diréis. Pero cuando la muerte os cita, sea aquí o en otro lugar, siempre os encuentra. Un árabe en Bagdad se encuentra con la muerte que le dice "Vendré a buscarte mañana por la tarde". Cogido por el miedo, se marcha a galope sobre su caballo y llega a Samarra. A la hora indicada, la muerte reaparece y le dice: "Sabía que vendrías por aquí". Sea cual sea vuestro método o disciplina, si lleva a la destrucción del terreno, no valdrá nada a mis ojos. Sin embargo, si mantenéis el terreno normal sin hacer nada especial, es ciertamente bueno. ¿Qué es el Aikido? No lo sé. Depende de lo que esperéis. ¿Qué es el Cristianismo? Cuando leo los Evangelio, comprendo a Jesús. Pero con lo que ha pasado después, ya no comprendo nada: cruzadas, inquisición, guerras de religión, etc. Ahora voy a hablar brevemente de la eficacia del Maestro Ueshiba. Si ninguno de sus discípulos consigue su nivel de eficacia, no tiene la culpa su Aikido. Si Jesús viviese en la Europa cristianizada de hoy y cumpliese lo que cumplió hace 20 siglos, sería encarcelado por promotor de desórdenes. El Aikido estructurado no refleja gran cosa de la verdad del Maestro Ueshiba. Ya, numerosos occidentales conocen ejemplos de proezas del Maestro Ueshiba. Cito aquí algunos, no para sacar provecho a favor del Aikido, sino con el fin de poder realzar algo más, lo esencial que sostiene su arte. Podemos decir de manera general, que desafió todas las leyes conocidas de fenómenos físicos. De ahí la opinión compartida entre los que se lo creen sin poder explicarlo y los que lo niegan categóricamente. ¿Cómo es posible que un hombre de pequeña estatura pueda proyectar hombres que le sobrepasan algunas veces de 20 a 30 centímetros? No solo uno por uno sino varios a la vez. Era inatacable, tanto despierto como dormido, de frente o de espalda, abiertamente o por sorpresa, tanto con manos vacía como con armas, incluso con revólveres.
¿Hay que creer estas cosas o rechazarlas?
Existen varias posturas posibles:
Rechazar todo lo que no se explica, aunque exista.
Aceptar los hechos aunque no seamos capaces de explicarlos.
Creer en todo lo que no exista.
La primera de las posturas, la de los racionalistas intransigentes, existe no sólo en Europa, sino también en Japón.
Tachar todo lo que se explica, de sobrenatural o místico, es una solución de facilidad que no conduce a nada. Creo, al contrario, que el Maestro Ueshiba ha sido uno de los hombres más naturales que he conocido.
El Maestro Noguchi tuvo la ocasión de ver al Maestro Ueshiba durante no sé qué reunión.
"El Maestro Ueshiba, muy bien", me dijo, pero no añadió nada más. Su juicio es extraordinariamente seguro. Puede detectar en una fracción de segundo lo que alguien no hubiera visto después de 30 años. Está, en todo caso, lejos de ser partidario de los buscadores de lo sobrenatural.
Yo he visto al Maestro Ueshiba practicar con sus alumnos en el antiguo dojo, una construcción de madera, que ya no existe. Fue reemplazada por un edificio de hormigón.
Le he visto, por ejemplo, rodeado de una decena de alumnos que armados cada uno con un bastón, le cercaban por todas partes. En estas condiciones es imposible para cualquiera hacer el menor movimiento. Si uno se mueve a la derecha o a la izquierda, hacia delante o hacia atrás, es inevitable recibir bastonazos en el vientre o en el pecho.
Oigo un grito, el kiai, y veo a los alumnos en el suelo con su bastón. Él está de pies sonriente. ¿Qué ha hecho para escaparse?
Tengo ante mí una foto tomada durante una demostración en la gran gala de Hibiya delante de 2000 espectadores. El Maestro Ueshiba sujeto con la mano derecha un bokken, sable de madera, su brazo derecho hacia abajo, perfectamente relajado y la punta del bokken, ligeramente dirigida hacia arriba. Con gracia, coge con su mano izquierda un trozo de su hakama. Si solo fuera eso, se vería a un anciano regando una fila de flores con una regadera de boca larga. Contrariamente a eso, hay tres jóvenes fuertes, empujando este bokken, agarrándolo con sus dos manos, perpendicularmente al sentido del bokken.
Están inclinados a 45º para ejercer el máximo de su potencia. Algunos instantes después, el Maestro afloja el bokken y los tres jóvenes caen hacia delante en un perfecto conjunto; esto sólo era posible porque empujaban de verdad. Conozco además a estos tres jóvenes personalmente. Están lejos de ser complacientes, ni dispuesto a hacer regalos.
Cuando conté esta historia a un francés, me dijo: "Matemáticamente imposible" y no quiso saber más. Un buen cartesiano.
Hoy día, la situación ha cambiado un poco, porque la misma ciencia ha demostrado que lo que es matemáticamente imposible puede existir. Ahí nos hemos quedado, porque la ciencia no puede crear una imposibilidad matemática. Sería ir en contra de su vocación de hacerlo.
Extraído del libro "La vía del Desprendimiento"

lunes, 9 de junio de 2008

Budo

Por Taisen Deshimaru.

El Budo es la vía del guerrero e involucra a todas las artes marciales japonesas. El Budo realiza una exploración a través de la experiencia directa y profunda, de la relación entre la ética, la religión y la filosofía. Su asociación con los deportes es un desarrollo muy reciente; las escrituras antiguas se interesan esencialmente por una forma particular de cultivo de la mente y una reflexión sobre la naturaleza de uno mismo: ¿Quién soy yo? ¿Qué soy yo? En japonés, "do" significa la vía. ¿Cómo se puede seguir esta vía? ¿Cómo encontrarla? No es sólo aprender una técnica, menos aún es una competencia deportiva. El Budo incluye artes tales como kendo, judo, aikido, y kyudo o tiro con arco, aunque el ideograma "bu" signifique parar la confrontación. En Budo la idea no es el competir, sino encontrar paz y maestría de sí mismo. Do, la vía, es el método, la enseñanza que te permite comprender perfectamente la naturaleza de tu propia mente y de ti mismo. Es la vía del Buddha, batsudo, que te lleva a descubrir tu propia naturaleza, el despertar del ego durmiente (el pequeño yo, el "yo" limitado) y de esta manera acceder a una personalidad mayor y más completa. En Asia esta vía se ha transformado en la moralidad suprema y en la esencia de todas las religiones y filosofías. El yin y el yang del I Ching, la "existencia es nada" de Lao Tse, tienen sus raíces en ella. Esto significa armonizar, unir el cielo y la tierra. En este estado la mente interior deja las emociones y los pensamientos pasar; está completamente libre del ambiente, el egoísmo desaparece. Esta es la fuente de las filosofías y las religiones de Asia. Cuerpo y mente, lo interno y lo externo, fenómeno y sustancia: estos pares no son dualistas ni opuestos sino que forman un todo no separado. Un cambio, cualquier cambio, influencia a toda otra acción, a toda la relación entre todas las existencias; la satisfacción o insatisfacción de una persona influye sobre todas las otras personas; nuestros movimientos y los de otros son interdependientes. "Tu felicidad debe ser mi felicidad y si tu lloras yo lloro contigo. Cuando estás triste yo debo entristecerme y cuando tú estás feliz yo debo estarlo también". Todo en el universo está conectado, todo es osmosis. No se puede separar una parte del resto: la interdependencia reina el orden cósmico. A través de cinco mil años de la historia del Oriente, los sabios y filósofos han fijado sus atenciones en este espíritu, esta vía, y la han transmitido. El Shin Jin Mei es un libro muy antiguo, originalmente chino, que en una parte dice shi dobu nan: la vía, la vía más alta, no es difícil, pero no debes tomar decisiones. No debes tener ni afecto ni desagrado. El San Do Kai (o interpretación de la esencia y fenómenos) dice similarmente, "Si valoras una sola ilusión, llega la separación, como entre la montaña y el río." Una de las cosas que significa Zen es el esfuerzo de practicar meditación Zazen. Es un esfuerzo en alcanzar el plano de pensamiento sin discriminación, de conciencia más allá de toda categoría, abrazando y trascendiendo toda expresión posible del lenguaje. Esta dimensión puede ser lograda a través de la práctica de Zazen y de Bushido. Sosai Masutatsu Oyama resumió toda su filosofía en las Artes Marciales en estos 11 lemas, también conocido como Zayu no Mei Juichi Kajo, los cuales tienen una central importancia en su enseñanza. Muchos de éstos aun tienen hoy una aplicación muy práctica El camino en las Artes Marciales comienza y termina con cortesía. Por lo tanto sea siempre propiamente y genuinamente cortés. Perseguir el camino de las Artes Marciales es como escalar un precipicio - continúe hacia arriba sin descanso. Demanda una absoluta y firme devoción a la tarea emprendida. Esfuércese por llevar la iniciativa en todas las cosas, protegiéndose todo el tiempo de acciones derivadas del egoísmo de la animosidad o descuido. Aún para el practicante de las Artes Marciales, el tema del dinero no se puede ignorar. Mas uno debe tener cuidado de no apegarse demasiado a él. El camino de las Artes marciales se centra en la postura. Esfuércese por mantener siempre la postura correcta. El camino de las Artes Marciales comienza con mil días y es perfeccionado después de diez mil días de instrucción. En las Artes Marciales, introspección engendra la sabiduría. Siempre vea la contemplación en sus acciones como una oportunidad de mejorar. La naturaleza y el propósito de las Artes Marciales es universal. Todos los deseos egoístas se deben asar en el fuego moderado de un entrenamiento duro. Las Artes Marciales comienzan con un punto y terminan en un círculo. Las líneas rectas provienen de a este principio. La esencia verdadera del Camino Marcial sólo puede descubrirse a través de la experiencia. Conociendo esto, aprende a no temer nunca su demanda. Siempre recuerde; En las Artes Marciales, las recompensas para un corazón seguro y agradecido son sinceramente abundantes.

Fuente: Yotzu kaze dojo