Dojo Kannagara No Michi

Bienvenidos al sitio oficial del Dojo Kannagara No Michi perteneciente a la Asociación Nacional de Aikido Aiki-Zen. En este sitio encontrarás información acerca de nuestro Dojo y su Dojo Central, como también, algunas actividades y artículos que sean del interés de practicantes de artes marciales de todos los estilos.

miércoles, 27 de mayo de 2009

The Secrets Of Aikido Techniques



Titulo: The Secrets Of Aikido Techniques
Formato: AVI
Tamaño: 568.79 MB
Duracion: 48 min 41 seg
Idioma: sin audio
Subtitulado: --
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lunes, 25 de mayo de 2009

Amaterasu se esconde

Amaterasu, la Diosa del Sol, Tsuki-yomi, dios de la luna y Susano, el dios de la tormenta, nacieron de Izanagi, el primer varón, después de que éste escapara del mundo subterráneo. Cuando tuvieron edad suficiente, Izangi le dio a Amaterasu el dominio de los cielos, a Tsuki-Yomi el dominio de la noche y a Susano el dominio del océano. Pero Susano se sintió engañado y se encaprichó, prefería i a la tierra oscura de Izanami, su madre, que cominar las aguas. Entonces, desafió a Amaterasu a una competencia: de aquel del que nacieran las deidades más poderosas, habría de ceder el poder al otro. Como Amaterasu ganó, Susano se puso tan furioso que atacó el palacio sagrado de los tejidos, donde Amaterasu y sus damas tejían el mundo. El la asustó y la ofendió tanto, que se retiró a la soledad de una cueva, dejando cielo y tierra en completa oscuridad. Como los otros dioses estaban muy preocupados, se propusieron hacer volver a Amaterasu de nuevo al mundo. Dudaron bastante durante mucho tiempo, y finalmente decidieron llamar su atención causando una gran conmoción fuera de la cueva, engañándola para que creyera que estaban recibiendo a una divnidad aún más poderosa que ella. En realiad, la deidad superior era la misma Amaterasu, reflejada en un espejo.

jueves, 21 de mayo de 2009

El camino del tiro con arco


La importancia de repetir lo mismo
Una acción es un pensamiento que se manifiesta.
Un pequeño gesto nos denuncia, de modo que tenemos que perfeccionar todo, pensar en los detalles, aprender la técnica de tal manera que se vuelva intuitiva. La intuición no tiene nada que ver con la rutina, sino con un estado espiritual que está más allá de la técnica.
Así, tras mucho practicar, ya no tenemos que pensar en todos los movimientos necesarios, pues éstos pasan a formar parte de nuestra propia existencia. Pero para eso, hay que entrenar, repetir.
Y por si no fuera suficiente, hay que repetir y entrenar.
Observa a un buen herrero trabajando el acero. Para un observador profano en la materia, está repitiendo los mismos martillazos. Pero quien conoce la importancia de la práctica, sabe que cada vez que levanta el martillo y lo hace descender, la intensidad del golpe es diferente. La mano repite el mismo gesto, pero a medida que se acerca al hierro, sabe si debe golpearlo con más dureza o más suavidad.
Observa el molino. Para quien ve sus aspas por primera vez, parecen girar con la misma velocidad, repitiendo siempre el mismo movimiento. Pero quien conoce los molinos sabe que están condicionados por el viento, y cambian de dirección siempre que es necesario.
La mano del herrero fue educada tras haber repetido millares de veces el gesto de martillear. Las aspas del molino son capaces de moverse con velocidad después de que el viento haya soplado mucho, y haya hecho así que se pulan sus engranajes.
El arquero permite que muchas flechas pasen lejos de su objetivo, porque sabe que sólo aprenderá la importancia del arco, de la postura, de la cuerda y del blanco tras haber repetido sus gestos miles de veces, sin miedo a errar.
Hasta que por fin llega el momento en que ya no hace falta pensar en lo que se está haciendo. A partir de ese momento, el arquero se convierte en su arco, su flecha y su blanco.

Cómo observar el vuelo de la flecha
La flecha es la intención que se proyecta en el espacio.
Una vez que ha sido disparada, ya no hay nada que el arquero pueda hacer, aparte de acompañar su recorrido en dirección al blanco. A partir de ese momento, la tensión necesaria para el tiro ya no tiene razón de ser.
Por lo tanto, el arquero mantiene los ojos fijos en el vuelo de la flecha, pero su corazón reposa, y él sonríe.
En este momento, si ha entrenado lo suficiente, si ha conseguido desarrollar su instinto, si ha mantenido la elegancia y la concentración durante todo el proceso del disparo, sentirá la presencia del universo y verá que su acción fue justa y merecida.
La técnica hace que las dos manos estén dispuestas, que la respiración sea precisa, que los ojos puedan estar fijos en el blanco. El instinto hace que el momento del disparo sea perfecto.
Quien pase cerca y vea al arquero de brazos abiertos, acompañando la flecha con la mirada, verá que está quieto. Pero los aliados saben que la mente de quien ha hecho el disparo ha cambiado de dimensión, está ahora en contacto con todo el universo: continúa trabajando, aprendiendo todo lo que aquel disparo trajo de positivo, corrigiendo los posibles errores, aceptando sus cualidades, esperando para ver cómo el blanco reacciona al ser alcanzado.
Cuando el arquero estira la cuerda, puede ver el mundo entero dentro de su arco. Cuando acompaña el vuelo de la flecha, este mundo se le acerca, lo acaricia, y hace que tenga la sensación perfecta del deber cumplido.
Un guerrero de la luz, después de cumplir con su deber y transformar su intención en gesto, no tiene nada que temer: ha hecho lo que debía. No se ha dejado paralizar por el miedo, y aunque la flecha no haya alcanzado el blanco, tendrá otra oportunidad, pues no ha sido cobarde.
Fuente: Página de Paulo Coelho

lunes, 18 de mayo de 2009

Yoshinkan Aikido - Gozo Shioda




Titulo: Yoshinkan Aikido
Formato: AVI
Idioma: Japones
Subtitulos: no
Tamaño: 199.85 MB
Duracion: 34'46"
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martes, 12 de mayo de 2009

El Arte Marcial en la modernidad


En estos tiempos en los que prima obtener resultados en el menor tiempo posible y de la manera más sencilla, el viejo lema de "La práctica hace al Maestro" suele ahuyentar a muchos principiantes.
Hoy la gran mayoría de las personas que pisa un Dojo por primera vez se frustra mucho más rápidamente que aquellos ingresantes de un par de años atrás. La causa de esto la encontramos en el ritmo acelerado en el que se vive hoy en día.
Pero es aquí en donde el "verdadero Maestro del DO" debe hacer un alto y pensar si es conveniente acelerar sus enseñanzas, si resultaran beneficiados sus alumnos recibiendo mucho más de los que están capacitados, si es necesario enseñarles técnicas o movimientos espectaculares con la finalidad de retener y captar a los alumnos, si precisa demostrar su superioridad, etc.
Las Artes Marciales no pueden ni deben ser enseñadas a la ligera. Nótese que estoy hablando de Artes Marciales no de sistemas de combate o de defensa personal. Menciono Artes Marciales (y las coloco con mayúscula) por el respeto que se merecen. Aprender a pelear, a lanzar golpes, a bloquear, derribar o ejecutar cualquier movimiento de lucha es relativamente fácil y sencillo de hacerlo; pero transmitir valores y enseñar al alumno a ser un hombre de bien sin necesidad de recurrir a la rápida solución de resolver o enfrentar problemas con los puños eso no puede transmitirse en unas cuantas clases ni en cursillos de unos cuantos meses.
La persona que este frente a una clase de Artes Marciales sin importar el estilo que se trate debe saber y ser conciente que está transmitiendo una larga tradición de conocimientos y sabiduría y que es responsable de cómo llegue la misma a ser comprendida por cada alumno; siendo su principal deber: la formación integral del practicante no el volverlo un mero y simple luchador.
De modo que mi consejo para todos los profesores de Artes Marciales es que transmitan la verdadera esencia y no tan sólo lo superficial del Arte o Estilo que practiquen, respeten los tiempos de práctica y las individualidades de cada alumno que forma su grupo, observen a diario como responden al entrenamiento y observen como llevan la filosofía del Arte fuera del Dojo; corrijan no solo la técnica sino también las malas actitudes; nadie mejor que Uds. para ver y saber que tipo de camino están enseñando. Es importante que el alumno sepa que practica porque el maestro, sensei o profesor lo considera digno de recibir esta enseñanza y no porque se lo merece con el simple hecho de pagar una cuota.
En fin, camaradas y colegas, no caigan ni cedan en la moda ni en la exigencia de dar todo ni de revelar todo de manera rápida, pues estamos hablando de técnicas de lucha que en las manos de una persona que no ha madurado interiormente pueden transformarse en un arma cambiando el concepto original del Arte: "proteger la vida" en preparar a un inexperto para lastimar e incluso llegar a matar a alguien por falta de autocontrol.
Autocontrol que no puede ser enseñado ni desarrollado rápidamente.
Es un simple aporte para todos aquellos que enseñamos Artes Marciales, espero que les haya gustado.
Un cordial saludo para todos.
Gentileza: Profesor Fernando Cartofiel, miembro Fundación Aikido Argentina.
Fuente:RedMarcial

jueves, 7 de mayo de 2009

Hara, centro vital del hombre


La labor de la Asociación Cultural de Budo Tradicional Japonés tiene como uno de sus referentes de trabajo, el legado científico de Karlfried Graf Dürckheim, a partir de su obra "Hara, Centro Vital del Hombre".
Karlfried Graf Dürckheim nace el 24 de octubre de 1896 en Munich, Alemania. Entre 1918-23 estudia filosofía y psicología en Munich y Kiel, doctorándose en Filosofía. Del año 1925 al 1932 asiste al Instituto de Psicología de la Universidad de Leipzig, en donde se doctora en Psicología.
En 1937 se traslada a Japón, en donde permanece hasta 1947.
A partir de 1948 trabaja como psicoterapeuta , con un círculo de colaboradores, en Todtmoos-Rütte, Alemania, donde funda el Centro Rütte y la Escuela de Terapia Iniciática. Los últimos años de su vida fue Catedrático de Psicología y Filosofía en la Universidad de Kiel. Fallece el año de 1990.
¿Cuál es la relación entre la práctica del Aikido - o del Kendo, Iaido, Jodo, Hojo- y la obra de K. G. Dürckheim...?
Para que el lector de esta página web pueda formarse una primera idea acerca de la pertinencia del legado de K. G Dürckheim, a continuación transcribimos el Prefacio que para su obra "Hara, Centro Vital del Hombre", escribió uno de sus estudiantes, Jacque Castermane.
"Me es muy grato invitarles a leer las páginas que siguen. Son obra de un Maestro. No me atrevo a escribir de un Maestro Espiritual, por temor a que se pueda comprender mal. Un Maestro, hoy, se interesa por el hombre total, es decir, por el hombre, por la mujer, en su realidad corporal, en su realidad psíquica, en su realidad espiritual.
Si bien la palabra "HARA" es de lengua diferente, lo que este vocablo esconde y revela no es privativo del mundo japonés. HARA es el nexo entre lo físico y lo meta-físico, entre lo psíquico y lo meta-psíquico, y HARA es el lugar donde la Vida universal deviene vida existencial en cada hombre.
¿Qué quiere decir esto para ustedes y para mí en nuestra vida diaria? Yo lo comprendí cuando me encontré con Karlfried Graf Dürckheim.
Fue en 1966 en Bruselas, en la celebración de un coloquio que tenía como tema "Lo esencial en lo cotidiano". Yo no conocía a ninguno de los cuatro conferenciantes. Todos hablaban con seriedad del tema para el que habían sido invitados. Pero muy pronto, uno de ellos atrajo mas especialmente mi atención. ¿En que se diferenciaba este hombre de los demás? De repente lo comprendo, o más bien, veo la diferencia: este hombre ES aquello que dice. Sí, por su forma de "estar" emana la confianza que evoca. Si pronuncia la palabra serenidad, allí donde él "está" se ve a alguien sereno. ¡Este hombre está en el HARA!
Ese encuentro fue decisivo en mi vida. Dejé todo lo que hasta entonces daba un sentido (?) a mi existencia, para seguir la enseñanza de Karlfried Graf Dürckheim.
¡Enseñanza! la expresión no es la adecuada. Se trata mas bien de un acompañamiento en el camino de transformación de uno mismo. Trabajar el HARA está en el centro de este proceso de maduración.
Unos días antes de escribir estas líneas, he tenido la oportunidad de estar una vez mas con Karlfried Graf Dürckheim. Con sus casi noventa años, sigue siendo testigo de lo que ustedes van a leer en este libro. En el corazón de este testimonio, está su interés por la vida de cada día, por cada instante de lo que le queda de existencia y, a la vez, con esa mirada lúcida sobre la muerte que se aproxima. Un acercamiento sin miedo, sin emociones extravagantes, como él mismo dice. Sin duda el más alto punto de madurez al que el hombre puede acceder: dar testimonio en la vida cotidiana de la presencia inocente del SER".
Visto lo anterior, a continuación presentaremos un aparte tomado del texto de K. G. Dürckheim, que, esperamos, motive al lector de nuestra página web a leer el texto entero; enseguida, abordaremos, brevemente, la relación existente entre HARA y la práctica de AIKIDO. No se diga mas, entonces, y entremos en materia.
1. "EL HARA, FUERZA EXISTENCIAL"
Aparte tomado de "Hara, Centro Vital del Hombre"
autor K. G. Dürckheim.
Desde el principio hasta el final de la vida, al hombre le preocupa su permanencia en este mundo.
Quiere mantenerse y preservarse, lo que se traduce por un constante afán de seguridad y de estabilidad. Ha de poder, tanto afirmarse e imponerse, como defenderse. Si ha perdido el contacto con el SER supranatural encarnado en un Ser esencial, o si no lo ha reencontrado aún, necesita contar únicamente con el mundo en el que vive, y con las facultades de las que el Yo dispone, para tener la vida en sus manos. Pero el hombre que dispone de Hara, no se fía únicamente del mundo, ni lo apoya todo en las fuerzas del Yo. Vive una doble experiencia: ha comprendido, primero que las fuerzas centradas en el Yo y dirigidas por éste, al igual que la conciencia que él tiene de sí mismo, toman su verdadero origen en otra parte, y no en el Yo y, luego, que el hombre que se repliega en el terreno del Yo es, en el fondo, débil e inestable. Está bloqueado el surgimiento de una fuerza mas profunda. Quien dispone de Hara se sirve, sin duda alguna, de todas las fuerzas naturales del Yo, pero ha aprendido a no apoyarse únicamente en ellas, y a preservar su nexo con la otra "dimensión", aquella de donde le vienen las fuerzas que no dependen de las circunstancias, aquéllas que dan libre curso a las fuerzas naturales, incluso sobrepasándolas.
El hombre que dispone de Hara, "está ahí" bien derecho. No es fácil hacer que se tambalee ni que cambie de opinión (...) Aquel que domina la practica del Hara es también menos fatigable. Puesto que siempre logra recuperar el nexo con su centro, le es posible en todo momento abrirse a la segura fuente de las fuerzas que le renuevan (...)
El maestro de tiro con arco Kenran Umeji tenía por costumbre invitar a sus alumnos a tocar los músculos de sus brazos cuando tensaba el arco, cosa que no lograba nadie sino él. Sus alumnos podían entonces comprobar que sus músculos estaban perfectamente distendidos. Si cualquiera de ellos expresaba su sorpresa a este respecto, el maestro se echaba a reír diciendo: "El principiante es el único que trata de tensar el arco con su fuerza muscular; yo lo hago simplemente con Ki ". Ki, o sea, con la fuerza universal, de la que participamos en nuestro Ser esencial. Con el Hara hay que aprender a sentirla, y a dejarla venir, al contrario de como se hace con la fuerza movida por la voluntad, la fuerza del "hacer".
El hombre que está en el Hara sabe también esperar. Cualquiera que sea la situación en la que se encuentre, da muestras de paciencia y siempre tiene tiempo. Puede observar con calma, sin sentirse obligado a intervenir si algo le desagrada. Cuanto más haya avanzado en la practica del Hara, habiendo aprendido a conocer esta fuerza que le confiere calma y paciencia, toma antes conciencia de aquellos momentos en que deja el centro "justo", cayendo bajo el influjo del Yo egocéntrico. Y, con naturalidad, y sin quererlo, recupera el centro.
El hombre que dispone de Hara, está en calma. También el Hara ejerce una virtud curativa con respecto al nerviosismo, bajo cualquier forma que se presente. Desaparece la agitación, y los ligeros movimientos involuntarios. Se podría decir que en el cuerpo se produce un reconciliación, una paz interior que no es sinónimo de falta de vida, sino expresión de una fuerza concentrada en el centro vital, fuente de seguridad, y una armonía a la vez viva, "vibrante" y apacible, de ese todo que es el hombre.
Quienes no disponen del Hara, pierden fácilmente la forma. Enseguida montan en cólera, son de salud frágil, y ante la adversidad, pierden pronto su porte. Por el contrario, en aquel que está en el Hara, los motivos de irritación no le prenden, o bien dan paso a una enérgica reacción que es testimonio de la fuerza que le confiere el Hara.
2. AIKIDO y HARA
Texto libre basado principalmente en el libro
"Aikido un arte marcial, acceso a otro modo se ser"
autor André Protin.
En la concepción oriental del hombre y en las artes marciales, el hara representa el centro de la unidad del ser humano o el punto de su coordinación. Es la fuente de la que puede fluir e irradiar espontáneamente toda la energía vital, el ki que posee cada ser viviente cuando ha aprendido a recogerse, a movilizar todo su potencial, a dominarlo y a volverlo disponible. Es el punto de articulación del cuerpo y el espíritu, del ser individual y el ser social, del ser y el universo.
Es difícil para nosotros los occidentales, que oponemos lo físico a lo espiritual, que sólo concebimos al hombre de acuerdo con la dicotomía Cuerpo/Espíritu, imaginar solamente una zona no definida, sino simplemente localizada por debajo del centro umbilical del cuerpo, centro que nada tiene de órgano preciso y que sería el lugar por excelencia del equilibrio de la personalidad y la espiritualidad.
En todo momento el aikido se refiere al hara y recomienda su dominio como condición necesaria de todo progreso, sea éste de orden técnico, conductual o mental, tanto en el dojo como fuera de él. En las artes marciales , la terminología concerniente al hara varía según los maestros. Lo que O Sensei Ueshiba designaba como "seika tándem" o "centrum", el maestro K. Tohei llama "seika no ittem" o "punto único".
El hara, llamado a menudo el "océano del ki", es el centro de toda vida, el centro por el que todo ser tiene la posibilidad de consolidar su personalidad, su yo. Esta consolidación se lleva a cabo en un primer momento a partir de los factores constitutivos de lo físico, que son ya de por sí mismos una expresión de la personalidad. El objeto de todos los ejercicios preparatorios, de apariencia gimnástica o mas específicos del aikido - conocidos como aikitaiso- constituye la "recuperación" del cuerpo para volverlo capaz de sentir, reaccionar y vivir la realidad.
Todos estos ejercicios, algunos de los cuales se aproximan bastante a los masajes -shiatsu- o a la manipulación corporal, apuntan a devolver al cuerpo toda su vitalidad, ajustando el funcionamiento de los órganos internos.
Desde un punto de vista funcional, el hara, por su situación en la parte inferior del abdomen, corresponde a lo que consideremos nuestro centro de gravedad. Es pues, el lugar privilegiado del equilibrio vertical a partir del cual es posible todo movimiento correcto. Y, en nuestro caso, los movimientos del aikido.
Ser amo del propio hara es, en el nivel del cuerpo, sentirse bien equilibrado, es posición estable y distendida en reposo, con la posibilidad de ponerse en movimiento sin que eso haga perder el aplomo, se trate de un desplazamiento rectilíneo uniforme o toda otra clase de movimiento circular en un plano horizontal o vertical. Los ukemis o rompecaídas que practica el uke, cuando se encuentra momentáneamente con pérdida del equilibrio (porque el nage se hurta al ataque o lo arrastra en un desequilibrio que acentúa), son un modo de recuperación del equilibrio perdido que le permite a la vez, mediante un "rodado-girado mejorado" sobre el tatami, evitar todo daño y encontrarse otra vez en posición de ataque. El buen éxito de las caídas en aikido se vincula en gran parte con la confianza que se tiene depositada en el propio cuerpo, la propia coordinación corporal y su dominio del espacio.
En aikido, donde el ataque y el contraataque se excluyen y, por consiguiente, donde el combate y el enfrentamiento no existen -cuando menos en el sentido en que generalmente lo entendemos- el cuerpo pierde su cualidad de instrumento, de arma, para no ser ya sino el instrumento del espíritu; su papel durante una agresión consiste, pues, en evitarla y dejar que se pierda por sí misma, o aun evitarla, envolverla y conducirla luego hasta su anulación total.
En una proyección de aikido, el cuerpo del nage se encuentra concentrado hasta tal punto, que puede ejecutar, a partir de una actitud estática, todo el movimiento en una perfecta continuidad en que la decisión, la elección del movimiento y su realización muscular se superponen con tanta nitidez, que da la impresión que el cuerpo sabe lo que debe hacer; el conjunto del movimiento se desenvuelve en un equilibrio tan indiferente, que la energía puede surgir en todo instante, en el sitio querido del cuerpo y en la dirección deseada y ello, a pesar de la rapidez de ejecución y la presencia de uno o varios adversarios.
El papel primordial atribuido al Hara o Tándem es reunir todas las disposiciones del cuerpo, vincular entre ellas todas sus partes, dándole así mas potencia y eficacia en la realización de sus acciones. No son ya sólo las manos las que asen, los hombros los que trabajan, las piernas las que se desplazan, sino es el cuerpo en su conjunto el que sigue el desplazamiento del Hara en sus evoluciones.
Fuente:Kishintai Dojo, Bogotá, Colombia

martes, 5 de mayo de 2009

La Progresión de las Técnicas de Aikido de lo Básico a lo Avanzado


Para algunos maestros, el Aikido “Avanzado” luce muy igual a los fundamentos básicos, simplemente más suave, con menos esfuerzo, corriendo como un arroyo, de una técnica a otra. Aquí, el Aikido “Avanzado” se identifica simplemente como un indicador de nivel alcanzado de relajación y menos esfuerzo por el practicante, lidiando con los ataques decididos iniciados por un compañero/oponente. Pero parecería que no existe un intento de estos maestros en la parte de “perder la forma” como el Fundador lo tenia claramente. Otros maestros parecen haber tomado al Morihei Ueshiba de los ochenta, representando la quinta esencia del Aikido y estos han intentado duplicar la ausencia de formas exhibida por el Fundador al final de su carrera. Para estos maestros existe mas importancia en ser sensitivo a cada cambio de energía, física o psíquica, del compañero, que en desarrollar una técnica con mucha fuerza. Algunos inclusive, denigran el poder del entrenamiento físico como lo contrario de la intención del Fundador. El problema con ambas aproximaciones es que el Aikido para O-Sensei era un proceso, que el mismo continuó hasta su muerte. Aquellos que quieran tomar un tiempo particular de la vida del Fundador durante el cual él haya estado practicando Aikido “Ortodoxo” inevitablemente fallaran en entender los fundamentos en los cuales el Aikido de ese tiempo particular se basaba. Ellos también eligen ignorar todo lo desarrollado por el Fundador posterior a ese lapso de tiempo, lo cual para él representaba normalmente décadas de entrenamiento incesante. Al hacer esto, parece ser mas algo de preferencia personal que a tener alguna justificación particular.

Para aquellos que prefieren pasar directamente al final de la carrera del Fundador y hacer de sus avances y técnicas sin formas el modelo de su propia practica, están tratando de entender un arte sin conocer los cimientos sobre los cuales descansa todo el edificio. Algunos maestros sostienen que no tenemos que reinventar la rueda, que el Fundador realizo gran parte del trabajo para nosotros a manera de nosotros no tener que hacerlo. Este argumento podría sostenerse si existieran ejemplos de ello realmente. Pero Yo no he encontrado ninguna instancia en la cual alguien haya alcanzado un nivel etéreo en su técnica sin haber tenido una historia de duro entrenamiento físico. Atentar pasar sus conocimientos a sus estudiantes sin que ellos pasen por el mismo proceso, en mi propia experiencia ha fallado completamente. Esta razón parecería ser bastante obvia ya que toda idea, toda revelación que nos lleva a un salto cualitativo de nivel parece estar cimentadas en las bases firmes de los conocimientos logrados previamente. Yo mismo, no he visto a nadie saltando etapas y yendo directamente a los niveles más altos de entrenamiento sin antes haber pasado por los escalones precedentes necesarios del proceso de entrenamiento más mecánico y físico. Uniformemente, los intentos de hacerlo de esta manera que he encontrado han resultado en estudiantes cuyos movimientos son vacíos, perdiendo la necesaria intención de realizar una técnica a este nivel.
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por George Ledyard
Published Online
Traducido por Miguel C. Elias