Dojo Kannagara No Michi

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lunes, 5 de enero de 2009

IKKYO



Ikkyo, nikyo, sankyo, yonkyo y gokyo son los principios del Aikido. Son las técnicas de luxación e inmovilización que se utilizan en nuestro arsenal técnico.
Ahora bien, ¿Qué milagro de la ciencia consigue que se pueda dominar a un ser humano mucho más grande simplemente con su brazo?
Evidentemente, lo de simple es pura retórica, pues todos sabemos que el ikkyo es una de las técnicas más complicadas. Así pues, nos centraremos en el inicio del movimiento del primer principio.
Realizaremos una pequeña introducción anatómica que nos abrirá los ojos al respecto de esta técnica.
Sea un hombro, éste está compuesto por cuatro articulaciones, todas ellas dependientes entre si, a saber:
Esterno-clavicular, acromio-clavicular, húmero-cubital y escápulo-torácica, esta última no es fisiológicamente una
articulación, pero a nivel funcional si.



Todas estas articulaciones se encuentran en íntima relación, supeditándose los moviemientos de unas a las otras, es por ello que la lesión de una de ellas imposibilita el movimiento de las otras.

En la realización del Ikkyo, tras la ruptura del agarre o la recepción del atemi, se realiza una rotación interna del húmero sobre la escápula, esto es, se "mete hacia adentro el hombro y se empuja el brazo contra el uke". En este momento, si nuestro centro está bien situado y los pasos anteriores son correctos, utilizaremos el húmero del uke como una palanca, cosa que potencia nuestra fuerza hasta límites infinitos.





Efectuado este movimiento, lo que sucede en el hombro del uke es la puesta en tensión de una serie de ligamentos internos de la articulación escápulo-humeral, concretamente los ligamentos gleno-humerales anteriores. (Llamaremos glena a la estructura anatómica de la escápula donde se aloja el húmero.)



Cuando la tensión de estos ligamentos es excesiva, para evitar una luxación del húmero, la escápula se desliza sobre el tórax, descendiendo el hombro del uke, lo que provoca el descenso de todo su cuerpo.



En este momento, buscamos el espacio donde no hay apoyo y hacemos descender a nuestro pobre uke, siempre controlándole el brazo, pues la rotación que le imprimimos a su brazo es la que le mantiene el hombro bajo.





Y éste es todo el misterio del Ikkyo, bueno, de la primera parte de la técnica. La colocación del centro y el momento de la entrada son tanto o más importantes que lo anteriormente descrito.

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