Desde esta página de la revista "Cinturón Negro" quiero establecer una comunicación entre nosotros los practicantes de Artes Marciales, siempre con el ánimo del respeto mutuo hacia las Artes y hacia todas las personas que practican.
En ella no hablaremos de descalificaciones hacia personas en este caso llamadas Maestros.
En este mundo del Arte Marcial los que llevamos muchos años inmersos en él nos conocemos ampliamente, si no en el plano personal, sí en el plano de la trayectoria profesional seguida.
No hablaremos, al menos esa es mi profunda intención de la mala semilla, de lo negativo, sino de lo positivo y de las personas que lo realizan, destacando lo esencial y a la vez profundo de las virtudes de las Artes, para de ésta forma llevar a cabo la máxima del O Sensei Kano JITA KYOEI "bienestar y prosperidad mutua".Así pues, en este primer contacto abordaremos un tema que me preocupa y cuestiono.
Todos los que estamos en el Do (Camino) de las Artes Marciales desde hace años empezamos un día determinado en ellas por muy diversas razones como son: la búsqueda de una defensa personal efectiva, para a través de ella encontrar una confianza personal ante este mundo tan violento, adquirir un acondicionamiento físico, liberarnos de nuestros complejos, emular a otras personas, querer saber que hay, tras ese mundo que se nos presenta como enigmático y así podríamos dar un sin fin de motivos, tantos como personas. Una vez pasada esa primera etapa de los años del comienzo surgen temas más complejos y no cabe duda que más importantes para nuestra formación personal.
El tema a desarrollar en este artículo presente es la ética e imagen que proyectamos hacia los demás, que como he dicho es un tema que me preocupa desde hace años, para desarrollarlo nada mejor que extraer del libro Ju Jutsu "La técnica de la defensa personal del samurai de ayer" (Vol. I) el capítulo que lo trata, el cual refleja, por supuesto mis pensamientos ya que yo soy el autor del mismo.
"El camino de la razón culmina en la ética"Gironella.
ETICA CIENCIA PRÁCTICA
Si, como escala de valores, principios reconocidos y sinónimo de Moral de los actos humanos, todos debemos realizar la revolución interior, poner en práctica la Ética en general como parte de la Filosofía que trata de la Moral y de las obligaciones del hombre, del hábito, del uso y de norma en la vida, a todo enseñante, pero aún más al Maestro de Budo, compete especialmente poner en acción la Ética Profesional como lugar interior que el hombre lleva en sí mismo ante su actitud personal y de cara a la Sociedad.
El Maestro debe pensar que su comportamiento siempre estará en el punto de mira del alumno, de otros Maestros, o simplemente del profano en la faceta que se ha elegido en la vida, su actitud debe de corresponderse en todo momento con el nivel de imagen que proyecta.
Esto, por supuesto, es difícil, incluso a veces utópico, pero precisamente el Maestro está acostumbrado a la dificultad a lo largo de su trayectoria diaria.
Pensemos todos que a través de su ética personal el Maestro de Budo está considerado en la sociedad según la filosofía que divulga y que encierra las artes que representa.
A través del presente artículo debemos considerar que la imagen que proyectamos en el espejo de la vida será el espejo que el alumno mire para asemejar su imagen e la nuestra.
Publicado en la revista Cinturón Negro, Febrero 2000
1 comentario:
hola, un saludo desde venezuela muy buena su pag.
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