Dojo Kannagara No Michi

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viernes, 24 de octubre de 2008

Omote/Ura: Por fuera/Por dentro

A los no practicantes se les perdona su escepticismo cuando se les dice que los bugeisha modernos no están interesados en lo que popularmente se conoce como “defensa personal”. Después de ver una exhibición de un bugei, particularmente aquellas que muestran golpes violentos o proyecciones sorprendentes, el escéptico se vuelve más cínico. El bugei, aun aquellos que parecen relativamente pasivos, como los ejercicios en solo de desenfundar la espada o la arquería, son por naturaleza militar. Aquel que niega su aparentemente obvia belicosidad se parece al alcohólico, que en medio de su cava, promueve la abstinencia.

El bugei no es el único dentro de las artes japonesas con esta ostensible naturaleza contradictoria. ¿Cuan es el objetivo final del ikebana? Porque ciertamente no es crear un arreglo hermoso de flores, ¿Es la ceremonia del te un medio de calmar la sed? No realmente.

La contradicción entre lo obvio, lo observable y lo real está relacionado con el concepto de omote y ura. Convenientemente este término tiene dos significados. En una conversación normal en japonés, omote y ura son “frente” y “espalda”, “fuera de” y “dentro de”, “anverso” y “reverso”. Los kanji por sí mismos se refieren a un Japón casi prehistórico donde los cazadores tribales vestían pieles de animales y necesitaban palabras para distinguir entre aquellos que vestían con el pelo de la piel por dentro y aquellos que vestían con la piel por fuera. Omote y Ura aparecen en lugares donde lo esperaríamos – para describir la parte frontal y trasera de una moneda, por ejemplo – pero también en lugares donde los lenguajes occidentales no tienen un equivalente directo. No pensaríamos que un objeto como una espada tuviera un lado anverso y otro reverso, por ejemplo, pero en japonés, se tiene. El omote describe el lado del arma que da hacia fuera cuando se porta por dentro del cinturón, el ura es el lado que da hacia el cuerpo del guerrero.

La dualidad del Taoismo Chino dejó su marca indeleble en la cultura japonesa, ésta es una posible explicación de la presencia de omote y ura en la mayoría de las artes japonesas. El omote de una arte es lo que está en la superficie, lo que podemos ver por medio de una observación casual e indiferente. Pregunta a un extranjero que está sucediendo en un torneo de sumo y te dirá que una pareja de mastodontes está intentando derribar o forzar uno al otro a salir fuera del ring. Pregunta a un aficionado de sumo y un mundo nuevo se abrirá a tus ojos. El techo similar a un templo arriba del ring está adornado con borlas brocadas de cuatro colores, representando al dios tigre blanco del oeste, al dragón verde del este, y respectivamente al dios gorrión rojo y al dios tortuga negra del sur y del norte. Bajo de la superficialidad de un deporte o competencia atlética, el arte del sumo tiene un ura, una dimensión de profunda espiritualidad y venerable simbolismo.

Ikebana puede inicialmente atraer al Camino de las flores a aquellos deseosos de crear atractivos arreglos florales. Sin embargo, después de entrar en el Camino, y si se cuenta con un buen maestro, el practicante verá que los hermosos aromas son el omote del ikebana. El ura el arte se encuentra al armonizarse uno mismo con la naturaleza, liberándose del ego a través del proceso rígido y demandante del arreglo floral geométrico en una forma frágil y atemporal.

Así mismo, el bugeisha que es atrapado en las artes militares con la promesa de fortaleza y la violencia directa es (si su maestro tiene el calibre necesario para llevar al estudiante al nivel de ura) llevado bajo esta superficie. Detrás de la forma observable del bugeisha, existe una forma de vida, una jornada hacia el honor, respeto por uno mismo y por los demás, y una ruta que ejemplifica lo que es moral, bueno y hermoso. Esto no es obvio pero ciertamente se encuentra allí.

Sin la menor duda, el mayor peligro que enfrenta el bugei en el oeste (un peligro compartido por otras artes japonesas por la misma razón) es la celebración de su omote y la ignorancia concomitante de su ura. Lo observable de una cultura se atrapa fácilmente, pero su espíritu fundamental es más difícil de exportar. Lo vistoso de romper maderas y las deslumbrantes muestras de habilidad que envían atacantes volando por los aires, son ejemplos del omote del bugei que han capturado la imaginación de occidente. Pero solo por medio de la persistencia y la guía de maestros talentosos el alma de los exponentes occidentales será capturada en forma similar.


Traducción Salvador Lopez Ollinkikai Aikido

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