Dojo Kannagara No Michi

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miércoles, 10 de diciembre de 2008

Doshu, Moriteru Ueshiba

Entrevista con el Nuevo Doshu, Moriteru Ueshiba por Peter Bernath & David Halprin, de Aikido Online
P: ¿Fue su infancia diferente a la de otros niños por la implicación de su familia en el Aikido?
Doshu: Para mí es muy difícil compararme con otros niños porque no tengo ninguna base para hacerlo. Creo que fue tan normal como la de los otros chicos con los que crecí.
P: Hemos oído que le gustaba mucho el béisbol cuando estaba creciendo.
Doshu: Mientras crecía, la mayor parte de las veces, lo hice en circunstancias idénticas al resto de los niños, jugando al béisbol o a otros juegos que eran muy populares por entonces. No había nada diferente que me alejase de los demás. Dicho esto, también es verdad que, como el dojo y mi casa estaban en el mismo sitio, había siempre gente de visita, comiendo con nosotros, entrando y saliendo; en ese sentido si que hubo ciertas cosas que eran diferentes a la de otros chicos. Pero tuve la oportunidad de disfrutar de todos los juegos como el catch-ball, el menko (un juego japonés) y otras muchas cosas que los chavales hacíamos entonces. P: ¿Cuándo comenzó Vd. a hacer Aikido?
Doshu: Como he dicho, ya que el dojo y mi casa estaban en el mismo sitio, yo incluso solía jugar en el dojo. Mientras crecía, si recuerdo correctamente, empece a llevar keikogi y practicar desde el primer año de la escuela elemental, cuando yo tenía 6 años de edad.
Comencé a practicar Aikido en serio cuando entré en la Universidad. Hasta entonces mi práctica era discontinua, a veces entrenaba, otras veces lo dejaba, pero fue durante mi estancia en la universidad que empecé a practicar de verdad.
P: ¿Cuándo tuvo por primera vez responsabilidades como profesor?
Doshu: Di clase por primera vez cuando tenía 23 o 24 años durante mi cuarto año de facultad. Empecé dando la clase de mujeres en el Hombu Dojo. Fue debido a que el instructor que debía dar la clase de mujeres no podía hacerlo y el director del Hombu Dojo, Kisaburo Osawa Sensei, me pidió que viniese y enseñara. Aunque al principio decliné la oferta, insistió en que enseñase y por eso acepté.
P: ¿Cuándo empezó a ser consciente de que Vd. se convertiría en el futuro Doshu?
Doshu: Mejor que decir que empecé a pensar en la sucesión del Aikido Doshu, creo que para mí lo más importante era cómo ayudar a mi padre en el Aikido. A ese respecto, había mucha gente que también esperaba de mí convertirme en sucesor y fue en ese ambiente en el que, poco a poco, empecé a darme cuenta de que yo sería el sucesor. Por lo tanto no hubo una decisión dentro de mí, era algo que estaba decidido por parte del grupo que me rodeaba. P: ¿Cómo caracterizaría Vd. el trabajo que hizo su padre, el segundo Doshu, para desarrollar el Aikido?
Doshu: El fundador del Aikido, Morihei Ueshiba, mi abuelo, no estaba muy preocupado en la promoción y difusión del espíritu o las técnicas del Aikido y abrió la formación solamente a un número li-mitado de personas. Hubo un cambio trascendental en la sociedad japonesa tras la Segunda Guerra Mundial, así que el Aikido también tenía que afrontar los nuevos retos. Mi padre, Kisshomaru Ueshiba, fue quien empezó a difundir el espíritu del Aikido y su práctica al público en general. Su principal contribución fue ser capaz de extender el Aikido, de manera que hoy se practica en más de 80 países lo cual ha contribuido a las relaciones y el diálogo internacional. En ese sentido, su contribución a la expansión del Aikido ha sido muy grande.
P: ¿Puede hablarnos de la influencia que tuvo en Vd. su padre, el segundo Doshu?
Doshu: Crecer viendo los hombros de mi padre desde detrás produjo un gran impacto en mi vida. Que yo haga hoy lo que estoy haciendo, enseñando Aikido, es resultado directo de ver a mi padre y crecer bajo sus directrices.
P: ¿Hubo algo en particular que su padre enfatizara cuando le instruía sobre la historia del Aikido o en el entrenamiento?
Doshu: Mi padre nunca entraba demasiado en detalles. Las cosas en las que ponía el énfasis eran la necesidad de practicar, tener una visión global en vez de tener una perspectiva demasiado pequeña. También decía que mejor que tener un "waza" pequeño, debería buscar movimientos mayores, bajar la cadera y hacer y recibir las técnicas muy cuidadosamente. Como en muchas cuestiones filosóficas e históricas, él escribió muchos libros y por ello no tuvo que hablarme de esas cosas.
P: ¿Recibía Vd. alguna preparación especial de su padre u otros?
Doshu: La base de mi entrenamiento comenzaba en la temprana clase de las 6:30 de la mañana. Esta clase se instituyó hace 70 años y se convirtió en el fundamento de mi formación aunque, por supuesto, también participaba en muchas de las otras clases impartidas por los instructores jefe del Hombu Dojo.
P: ¿Puede hablarnos de sus recuerdos de O Sensei? Doshu: Tenía 18 años cuando murió mi abuelo. Mis recuerdos inmediatos de él serían viendo juntos la televisión muchas veces. Claro que es difícil pensar en cosas específicas. Muchas cosas han permanecido en mi memoria, pero una de ellas es que le vi interactuar con muchos de los instructores-jefe cuando ellos todavía eran muy jóvenes y cómo ellos le acompañaban fuera a determinadas sesiones. Pero para mí era un abuelo normal. No pensaba, o no prestaba mucha atención al hecho de que él fuese el fundador del Aikido. Pero podía verle desde ambos lados: a través de su interacción con los instructores-jefe y mis vivencias privadas con él.
P: ¿Cuál es su visión del proceso por el cual O Sensei creó el Aikido?
Doshu: Esta es una pregunta bastante difícil. Tendríamos que preguntárselo al propio Fundador. Debemos decir que el trasfondo histórico era diferente y hoy no es lo mismo. El Aikido nació debido a eso. Es una cuestión muy difícil de contestar.
P: Obviamente, O Sensei era un hombre extraordinario y que tuvo una profunda influencia en mucha gente. ¿Cuales piensa Vd. que eran las cualidades que hacían a O Sensei tan único?
Doshu: Probablemente la más importante fue el espíritu del Aikido como fue generado o creado por O Sensei, ya que era una manera totalmente nueva de pensar. Sacando algunos elementos de las artes marciales y de la historia japonesa, él se las ingenió para crear algo totalmente nuevo, que es algo maravilloso y esa es, creo, su principal contribución.
P: Parece que O Sensei estaba influen-ciado por sus creencias religiosas, su preparación en artes marciales, y su experiencia vital. ¿Cómo cree Vd. que influyó cada una de ellas en el desarrollo que O Sensei hizo del Aikido?
Doshu: Podría responder brevemente diciendo que él se las arregló para combinar esos tres elementos en uno solo y eso es lo que lo hizo tan especial.
P: Entonces, ¿eso significa que fue capaz de combinar creencias religiosas con la práctica de las artes marciales?
Doshu: Sí. P: Puede compartir con nosotros algún recuerdo de la vieja generación de instructores en el Hombu Dojo, por ejemplo, Osawa Sensei Sr., Tada Sensei, Arikawa Sensei, y Yamaguchi Sensei?
Doshu: Me gustaría precisar que Osawa Sensei y Yamaguchi Sensei ya han muerto, pero Tada Sensei y Arikawa Sensei todavía enseñan en el Hombu Dojo, por lo tanto en ese sentido todavía son Senseis actuales y no me gustaría etiquetarlos como una vieja generación. Pero en cuanto a Osawa Sensei, empezó a hacer Aikido antes de la guerra y fue un mara-villoso apoyo estratégico para el anterior Doshu, Kisshomaru Doshu, y lo mismo puede decirse de Yamaguchi Sensei quien ingresó después de la guerra y le ayudó de muchas formas.
P: ¿Puede contarnos algún recuerdo que Vd. tenga de cuando Tamura Sensei, Yamada Sensei, Chiba Sensei, Kanai Sensei, Sugano Sensei, Kurita Sensei y Shibata Sensei eran uchideshi?
Doshu: Déjeme aclarar que, de la gente que Vd. menciona en la pregunta, Shibata Sensei es de mi misma generación, por lo que yo debería excluirle. Empezando con Tamura Sensei, la mayoría de los otros Shihan solían vivir juntos en el dojo y en mi casa, por lo que, tanto comer como otras cosas, se hacían todos juntos. Tamura Sensei estaba allí incluso antes de que yo estuviera en preescolar. Ellos jugaban con nosotros y me dejaban practicar con ellos. Comíamos juntos, jugábamos a catch-ball, pescábamos, íbamos a volar cometas y hacíamos muchas otras cosas. Vivíamos como una gran familia. Sin embargo, yo era muy pequeño y veía las cosas como un niño. Ellos probablemente tenían sus propias vidas en diferentes momentos de la tarde por lo que, si tienes preguntas sobre eso, puede que quieras preguntarles directamente a ellos qué es lo que estaban haciendo. (riendo)
P: ¿Cómo compararía a los Shihan tal y como son ahora, con sus recuerdos de ellos en los viejos tiempos? Doshu: Mi memoria de los viejos tiempos, cuando yo era muy joven, y las impresiones que tenía de ellos no han variado mucho. Ahora que voy a ultramar y me encuentro y practico con muchos de ellos, creo que las impresiones que tenía cuando era un niño no han cambiado.
P: Vd. ha estado viniendo a los semina-rios y campamentos de verano de la United States Aikido Federation durante más de veinte años. ¿Puede compartir con nosotros las impresiones de su primera visita al New York Aikikai, New England Aikikai y Florida Aikikai?
Doshu: Cuando vine en 1980 por primera vez, tenía unos 30 años. Por entonces todo era muy nuevo para mí. Lo hacía lo mejor que podía para responder adecuadamente a las diferentes situaciones que encontraba. Era tan estimulante venir al extranjero. ¡Eso no significa que yo no esté ahora trabajando tan duramente! Pero mi principal impresión era que todo el mundo era muy serio y estaba tan deseoso de aprender. Desde entonces han pasado 20 años e incluso ahora la gente es todavía extremadamente seria y sincera en su voluntad de aprender y el ámbito del aprendizaje se está ensanchando. Estoy muy complacido de ello.
P: Hemos pensado que nuestro grupo de instructores ha sido único en el sentido de que ellos han mantenido sin ninguna fisura su fuerte lealtad a la familia Ueshiba y al Hombu Dojo durante los 40 años que han estado en Occidente, y también han seguido trabajando cerca los unos de los otros. ¿Qué piensa Vd. de la naturaleza de esa relación?
Doshu: Seguramente no es muy apropiado que yo responda a esa pregunta -y puede que esta no sea una respuesta a la pregunta- pero la mayor parte de las personas que salieron de Japón hacia Estados Unidos y Europa, creo que sentían una pasión muy fuerte por el Aikido. En lo referente a las preguntas sobre como sucedió esto, seguramente sería mejor pedirles a ellos antes que a mí que las respondiesen.
P: Sentimos curiosidad a cerca de si Vd. ha observado si en diferentes países se tienen, en general, tendencias diferentes en la práctica del Aikido.
Doshu: Lo que más influye no es la nacionalidad, sino que la práctica depende mucho de quien sea el instructor que ha ido a un país en particular.
P: ¿Cuáles son los principios técnicos clave que deben observar los estudiantes en la práctica del Aikido? ¿Cuáles son los principios mentales clave? Doshu: Es muy difícil separar la técnica del espíritu o de los principios espirituales del Aikido. A través de la práctica es como debes combinarlos y unificarlos.
En la tradición Japonesa, por la práctica preparas tu cuerpo, mente y alma al mismo tiempo. También el Fundador fomentó el espíritu de protegerlo todo, todas las cosas que nos rodean. Es algo que resulta de un entrenamiento muy sutil y entusiasta de mente y cuerpo juntos. Por lo tanto tienes que combinar ambos.
En pocas palabras, para hacerlo muy simple, la práctica del Aikido ya está diseñada para hacer eso, por lo tanto no es el entrenamiento de uno solo de los aspectos, ni del físico ni del espiritual. El trabajo de Aikido ya combina los dos por si mismo.
P: ¿Cuáles son los objetivos y las espe-ranzas del futuro desarrollo del Aikido en todo el mundo?
Doshu: Lo que creó el Fundador y extendió Doshu Kisshomaru. Mi interés sería hacer llegar el Aikido a mucha más gente, de forma que puedan tener una vida social muy enriquecedora. Es algo que tengo en mente para hacer crecer el Aikido.
P: ¿Qué piensa Vd. del deseo de algunos practicantes de que el Aikido se convierta en uno de los eventos en los Juegos Olímpicos?
Doshu: Como en los Campeonatos Mundiales, el Aikido ya está siendo mostrado en determinados lugares. La Federación Internacional de Aikido ya ha participado en exhibiciones en Alemania, Holanda, Dinamarca, y algunas más en Finlandia.
No tengo nada que objetar acerca de que se participe en ellas para dar una visión general del Aikido. Sin embargo, hay que hacerlo de manera que el espíritu y principios del Aikido no sean alterados. En ese sentido, si se exhibe el Aikido no tengo objeciones.
P: Del mismo modo, hay gente que ha expresado interés en introducir la competición. ¿Qué opina Vd. de eso?
Doshu: Morihei Ueshiba, el Fundador, creó un arte marcial cuyo propósito no era determinar quien era más fuerte o más débil. Por lo tanto, si se introduce la competición buscando esto, eso no es Aikido tal y como fue creado por el Fundador y desde ese punto de vista, es inaceptable.
P: ¿Podría decirnos cuando cree Vd. que debería ser otorgado el título de Shihan?
Doshu: Actualmente, Hombu Dojo, la sede central del Aikido, está trabajando en la reglamentación internacional de concesión de la titulación de Shihan en el extranjero, por lo que podremos desentrañar más cuando llegue el momento.
P: Esta es su primera visita a los Estados Unidos como Nuevo Aikido Doshu. ¿Se siente diferente esta vez?. ¿Qué opina o que impresiones tiene?
Doshu: La sensación no ha cambiado mucho porque yo me haya convertido en Doshu y venido a los Estados Unidos, mi sentimiento es el mismo y mi trabajo es el mismo. Mi actitud hacia el entrenamiento es que, incluso dentro de una práctica estricta, tenemos que alcanzar cierto entendimiento mutuo. Este ha sido mi enfoque y no ha cambiado.
Naturalmente en el pasado, yo estaba bajo la guía del anterior Doshu, Kisshomaru, y ahora que la situación ha cambiado, toda esa responsabilidad cae sobre mí. En ese sentido, esta vez hay en mi un mayor sentido de la responsabilidad, y no estoy tan despreocupado como antes.
P: ¿Recuerda jugando al béisbol con Kanai Sensei cuando él rompió una ventana del dojo?
Doshu: ¡La ventana! Lo recuerdo. (riendo) P: Kanai Sensei nos contó que sus padres no le creyeron y pensaron que sólo estaba encubriéndole a Vd. (riendo más)
Doshu: Probablemente es así. (riendo)
P: Doshu, ¿ve Vd. diferencia entre el Aikido practicado en Japón y el que se practica en Europa?
Doshu: Puede haber matices entre la práctica en Francia y la de Japón, probablemente diferencias de carácter, de cultura, pero fundamentalmente el Aikido es el Aikido y su mensaje es el mismo en Japón o en Francia.
P: Sensei, en su discurso durante la última reunión de la Federación Internacional, Vd. ha evocado la universalidad del Aikido comparándolo a los Juegos Olímpicos. ¿Los conceptos de deporte son compatibles con el Aikido?
Doshu: Este es el aspecto admirable de la obra de Morihei Ueshiba, haber creado un arte marcial que no sea un arte de competición. El Fundador lo ha situado claramente fuera de la competición. Algunas personas tienen la tentación de introducir competición de tipo deportivo en el Aikido, pero no la puede tener en absoluto. La verdadera eficacia del Aikido no reside en este fenómeno, más que la competición entre hombres o naciones, el primer objetivo del Aikido es desarrollar corazón y espíritu, no buscamos un resultado o una eficacia inmediata y efímera. El estudio y la práctica del Aikido deben desarrollar eficazmente la razón del corazón y del espíritu volcada hacía el mundo en el que vivimos. Creo que los practicantes de más de 80 países donde el Aikido se desarrolla tienen estos principios en el espíritu antes que cualquier eficacia en el combate.
P: ¿Considera Vd. que existe en el Aikido una dimensión espiritual?
Doshu: El fundador ha impregnado el Aikido de una filosofía referida a la armonía entre todos los elementos. Toda práctica del Aikido a través de sus técnicas debe desarrollar en el ser humano una aptitud a la armonía, al amor. Esta es la vía de nuestro arte, su espiritualidad. Quien avanza en esta vía necesariamente debe llegar a esta armonía.
P: ¿Podría hablarnos de su concepción sobre el papel del Budo en una sociedad moderna?
Doshu: En la sociedad moderna, el Aikido no puede sino jugar un papel positivo desarrollando una relación de armonía entre todos. La principal idea es que los problemas de la sociedad, engendrados por numerosos factores, encuentran una respuesta en la práctica de nues-tro arte. El Aikido puede y debe contribuir a eliminar una parte de estos problemas.
P: Vd. es hoy el tercer Doshu, ¿ha cambiado su enseñanza a causa de su nueva función?
Doshu: Toda persona que practica, evoluciona, por lo que lógicamente eso se encuentra en el fondo de su práctica. Por lo que a mí concierne, esto queda como superficial. No creo haber cambiado mi enseñanza desde que soy Doshu del Aikido, pero lo que es cierto es que soy un hombre y como cada uno de nosotros, gano en experiencia con la edad, poco a poco mi comprensión de las cosas evoluciona. Quienes siguieron las clases que di en mi anterior estancia en Francia, comprenderán lo que quiero decir.
P: Kisshomaru Ueshiba, su padre, realizó una considerable tarea de racionalización del Aikido, ¿Cuál será su principal preocupación?
Doshu: Efectivamente, el segundo Doshu realizó un enorme trabajo de clarificación que contribuyó al desarrollo del Aikido en el mundo permitiendo a los practicantes saber en que punto de su búsqueda están. Por mi parte, me gustaría seguir el camino de mi padre, ya trazado por el fundador Morihei Ueshiba, permitir a todos cuantos vienen al Aikido extraer lo mejor de él.
P: ¿Cuál es la significación profunda del Aikido en su propia vida?
Doshu: No está claro que pueda responder a eso... porque he nacido dentro del Aikido, toda mi vida se desarrolla dentro del universo del Aikido, sin distanciamiento; puedo decir que el Aikido es parte de mí mismo. Cuando tenemos hambre comemos, cuando tenemos sed bebemos, por lo que a mí respecta el Aikido alimenta mi vida como lo más natural del mundo.

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